Mi nombre es Ana María, “me encanta pintar”, y disfruto como cuando era niña, dibujando espirales de caracoles y flores que contemplaba como si me hablaran.
Ahora dejo a mis manos deslizar el pincel que mezcla los colores en paz, en armonía, como meditando, escuchando al “Ser en calma, a la Esencia de Amor”, para dar forma sobre el papel o lienzo.
La pintura volvió de nuevo a mí en el 2005, gracias a la enfermedad de mi madre, que me llevó a una profunda crisis. Con ayuda del yoga, la meditación, así como diferentes lecturas de Louise Hay, Eckhart Tolle, Deepak Chopra… entre otras, me llevaron a ver otros aspectos de mí. Fui descubriéndome, mirando en mi interior, escuchándome y pude vislumbrar que había otra forma de vivir las emociones, que no había nada malo en la tristeza, en la rabia, ni en la depresión, que eran estados mentales, que la mente podía transcender y poder ir más allá de los pensamientos.